ZUMA EN MARRUECOS

ZUMA EN MARRUECOS: UNA VISITA QUE REVELA LAS FISURAS DE UNA LÍNEA DIPLOMÁTICA AISLADA EN PRETORIA

Durante su última visita a Marruecos, el ex-presidente sudafricano Jacob Zuma mostró públicamente su apoyo al proyecto de autonomía marroquí para el Sáhara. Una postura que sin duda no ha gustado en Pretoria, que ha reaccionado con evidente nerviosismo, dejando al descubierto las divisiones internas en un asunto en el que el país dirigido por Cyril Ramaphosa parece cada vez más aislado.

La visita oficial de Jacob Zuma a Marruecos sigue causando revuelo en Pretoria. El ex-presidente sudafricano, al expresar su apoyo a la soberanía marroquí sobre el Sáhara y presentar el plan de autonomía de Marruecos como una solución pragmática y realista, crea una fisura en lo que hasta ahora era una posición diplomática considerada unificada.

La reacción del Ministerio de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica (DIRCO), indignado por el despliegue de la bandera nacional sudafricana durante la visita, dice mucho del creciente malestar en los círculos oficiales sudafricanos.

En un lacónico comunicado publicado en su página web, el DIRCO evoca un «abuso del símbolo nacional» para denunciar la presencia de la bandera sudafricana durante la visita de Zuma. Esta declaración, más formal que política, apenas logra ocultar un malestar más profundo, el de un Gobierno que se enfrenta a la disidencia simbólica de un antiguo jefe de Estado, figura histórica de la lucha contra el apartheid y ahora portavoz de una visión alternativa sobre la cuestión del Sáhara.

Cabe destacar que la posición expresada por Jacob Zuma pone de manifiesto una realidad política que a menudo se pasa por alto en Pretoria. La actual política exterior sudafricana sobre la cuestión del Sáhara no es objeto de un consenso absoluto. El apoyo manifestado por Zuma, en su calidad de líder del partido MK y parlamentario en ejercicio, no hace más que demostrar que otras voces de la sociedad sudafricana, ya sean políticas, intelectuales o sociales, pueden adoptar posiciones reflexivas y soberanas, que difieren de la postura oficial respecto a Marruecos.

Por parte marroquí, la visita de Zuma se desarrolló en un marco perfectamente oficial y transparente. Según fuentes cercanas, esta visita se preparó en coordinación con la embajada de Marruecos en Pretoria y contó con la plena cooperación de la embajada de Sudáfrica en Rabat. De hecho, fue esta última la que, en una nota verbal, solicitó un trato protocolario para el ex-presidente sudafricano.

Por lo tanto, la repentina crítica de Pretoria sobre la presencia de la bandera sudafricana parece una respuesta torpe, incluso contradictoria. La bandera solo se utilizó a petición expresa de Zuma, en señal de respeto, según revelaron las mismas fuentes. No se trataba en ningún caso de restituirle sus funciones presidenciales, sino de reconocer la talla de quien fue una de las grandes voces del África contemporánea.

Dicho esto, al atacar la visita de Jacob Zuma, Pretoria da la imagen de un poder crispado ante la diversidad política interna. Sin embargo, el pluralismo es un pilar de la democracia sudafricana. El partido MK, aunque nuevo en el panorama electoral, es una prolongación histórica de la lucha por la libertad. Está representado en el Parlamento y su audiencia entre la opinión pública no deja de crecer.

Rabat, por su parte, no se inmiscuye en los debates internos de Sudáfrica. Como socio africano de buena fe, Marruecos observa con respeto esta diversidad de opiniones. El anuncio por parte del partido MK de una rueda de prensa para responder al comunicado del DIRCO subraya, además, que la declaración de Zuma en Rabat no es improvisada ni marginal, sino la expresión reflexiva de una visión alternativa sobre un tema de interés continental.

Cabe señalar también que el Reino de Marruecos se mantiene fiel a una tradición de apertura diplomática basada en la soberanía, la transparencia y la coherencia. Las visitas de representantes africanos, árabes, europeos, asiáticos o estadounidenses se suceden en un espíritu de intercambio y respeto mutuo. En octubre de 2024, una delegación oficial del ANC, encabezada por Obed Bapela, fue recibida en el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí, lo que confirma la apertura de Marruecos a todas las sensibilidades políticas sudafricanas, lejos de buscar la división.

Cabe señalar también que el Ministerio sudafricano se ha limitado a una crítica protocolaria en torno a la bandera. Sin embargo, el uso de símbolos nacionales en contextos no gubernamentales (deporte, cultura, sociedad civil…) es universalmente aceptado. Marruecos lo ha hecho según las normas, con dignidad y sin segundas intenciones.

Cabe recordar, además, que algunos representantes sudafricanos han utilizado en el pasado la bandera nacional en foros internacionales para atacar directamente la soberanía marroquí, sin que ello haya provocado ninguna protesta oficial en Pretoria.

Por el contrario, Marruecos actúa con calma y constancia. Su posición sobre el Sáhara se basa en la historia, el derecho internacional y un apoyo creciente de la comunidad internacional. Más de dos tercios de los países africanos apoyan explícitamente la soberanía marroquí sobre el Sáhara o adoptan un enfoque constructivo. El Reino se inscribe, además, en una dinámica continental que privilegia la estabilidad, la soberanía y el realismo.

Además, el Reino reitera su profundo respeto por el pueblo sudafricano y su constante disposición a mantener un diálogo sincero con Pretoria, un diálogo libre de los reflejos ideológicos de la Guerra Fría../.