SU MAJESTAD EL REY ANTE EL PARLAMENTO

SU MAJESTAD EL REY INSTA ANTE EL PARLAMENTO A UNA MOVILIZACIÓN GENERAL PARA MATERIALIZAR LA JUSTICIA SOCIAL Y TERRITORIAL

La apertura del último año legislativo estuvo marcada por un discurso de Su Majestad el Rey ante el Parlamento, el viernes 10 de octubre de 2025, que esbozó los contornos de una visión exigente para el futuro del Reino. Este importante momento institucional sentó las bases de una hoja de ruta ambiciosa destinada a acelerar la metamorfosis del país hacia un desarrollo más equitativo y territorialmente integrador.

El Soberano hizo un llamamiento apremiante a la movilización de todos los componentes institucionales y sociales de la Nación. Su intervención, tan firme como pedagógica, interpeló sin rodeos a parlamentarios y miembros del gobierno sobre sus responsabilidades, instándoles a demostrar compromiso e integridad en el ejercicio de sus funciones. La confianza ciudadana, recordó, se gana con acciones concretas y resultados medibles.

La búsqueda de la justicia social se erigió como la columna vertebral del discurso real. Su Majestad el Rey recalcó que la prosperidad nacional debe beneficiar por igual a todos los ciudadanos, sin exclusiones geográficas ni sociales. Esta filosofía de gobierno se materializa en un enfoque renovado del desarrollo local, erigido como barómetro auténtico del progreso nacional. Las zonas montañosas, los oasis y el litoral se beneficiarán de una atención especial en el marco de programas específicos adaptados a sus realidades.

Esta transformación exige, según la visión real, una profunda mutación de las mentalidades y las prácticas administrativas. El Soberano abogó por el advenimiento de una cultura del resultado, que privilegie la eficiencia de la inversión pública y la caza de las cargas burocráticas. La modernización de la acción pública pasará por el recurso a las tecnologías digitales, la estimulación de las iniciativas locales y la creación de empleo para la juventud, particularmente en los sectores estratégicos de la educación y la salud.

En la escena internacional, Su Majestad el Rey saludó los avances de la diplomacia partidista y parlamentaria, al tiempo que reafirmó su crucial papel en la defensa de las causas nacionales. Paralelamente, subrayó la importancia de la orientación de los ciudadanos y de una comunicación transparente en torno a las reformas, garantías para restaurar la confianza entre el Estado y la sociedad.

El discurso insistió también en la necesaria complementariedad entre los grandes proyectos nacionales y las políticas sociales, refutando cualquier dicotomía entre las ambiciones estratégicas y la mejora de la vida cotidiana de los ciudadanos. Este enfoque integrado se presenta como la piedra angular de un desarrollo sostenible donde cada territorio, cada comunidad, encuentre su lugar en el edificio nacional.

En vísperas de un período electoral crucial, el mensaje real se pretende a la vez brújula estratégica y recordatorio de los fundamentos. Diseña los lineamientos de una acción pública exigente, anclada en la responsabilidad, la transparencia y la primacía del interés general. La cita coránica que cerró el discurso –recordando la retribución de toda acción, incluso la más ínfima– confirió a este llamamiento una resonancia ética particular, invitando a cada actor nacional a comprometerse plenamente en la construcción de un Marruecos unido, próspero y solidario.