LA DIPLOMACIA REAL, PILAR DE UNA VICTORIA HISTÓRICA EN LA ONU SOBRE LA CUESTIÓN DEL SÁHARA MARROQUÍ

La Resolución 2797 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptada este viernes 31 de octubre, marca un giro decisivo en el tratamiento del dossier del Sáhara marroquí. Este texto, impulsado por Estados Unidos y respaldado por una amplia mayoría de los miembros del Consejo, consagra la Iniciativa Marroquí de Autonomía como «la base» de las futuras negociaciones. Un giro diplomático de primer orden, fruto de veintiséis años de una visión real constante, estratégica y clarividente.
Una diplomacia constante y visionaria
Este éxito en la ONU no es producto de la casualidad. Encarna la culminación de un largo proceso guiado por la visión clarividente de Su Majestad el Rey Mohammed VI. La diplomacia real se distingue por su carácter estratégico, global y nítido.
- Estratégica, porque se inscribe en la larga duración de la monarquía, privilegiando un enfoque meditado frente a las reacciones circunstanciales. Se apoya en un análisis preciso de los equilibrios geopolíticos, al tiempo que ancla la causa del Sáhara como una «causa nacional sagrada» y una cuestión existencial para todo el pueblo marroquí.
- Global, porque trasciende el marco estrictamente político para abarcar las dimensiones económicas, culturales y humanas. El desarrollo acelerado de las Provincias del Sur, transformadas en polos de crecimiento y estabilidad, ha servido como prueba tangible del compromiso del Reino y ha constituido un argumento de peso ante la comunidad internacional.
- Nítida, en fin, en sus objetivos: defender la soberanía nacional y promover las causas justas del Reino, sin cerrar jamás la puerta al diálogo y a una cooperación equilibrada.
Los pilares de la acción real: anclaje africano y diversificación de alianzas
La victoria de hoy hunde sus raíces en los cimientos sentados por SM el Rey desde su entronización en 1999. La dimensión africana es un pilar central. El regreso de Marruecos a la Unión Africana en 2017, tras más de 50 visitas reales y la firma de más de 1000 acuerdos, marcó un momento culminante. Iniciativas estructurantes como el gasoducto Nigeria-Marruecos o el proyecto de acceso de los países del Sahel al Atlántico ilustran esta política de solidaridad e integración continental.
Paralelamente, la diversificación de las alianzas ha sido instaurada como un principio rector. El refuerzo de los vínculos tradicionales con Washington, París, Madrid y Londres – que hoy apoyan abiertamente la Iniciativa de Autonomía – se ha visto acompañado del desarrollo de relaciones estratégicas con potencias como Rusia, China e India. Este enfoque ha permitido a Marruecos consolidarse como un actor creíble y respetado, puente entre el Norte y el Sur, Oriente y Occidente.
Liderazgo multilateral y aislamiento de las tesis adversas
En el seno de las Naciones Unidas, Marruecos ha llevado a cabo una labor paciente y constructiva. Participando activamente en los trabajos del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General, el Reino ha defendido un enfoque basado en el diálogo y la búsqueda de consenso. Su defensaconstante por un multilateralismo renovado y su contribución a las operaciones de mantenimiento de la paz (alrededor de 2000 Cascos Azules) han reforzado su credibilidad.
Esta paciente labor ha dado sus frutos. El apoyo internacional al plan marroquí no ha cesado de crecer, con más de 125 países que reconocen hoy la legitimidad de la Iniciativa de Autonomía. Al mismo tiempo, se asiste a un creciente aislamiento de la tesis adversa. El número de países que reconocen a la «rasd» ha descendido de 70 en el año 2000 a solo 25 en 2025, rechazándola actualmente 164 Estados. Esta dinámica confirma la marginalización diplomática de Argelia, anclada en una «estrategia obsoleta y rígida» heredada de la guerra fría.
Una victoria con la mirada en el futuro
En Su discurso a la Nación,pronunciado, el viernes 31 de octubre, tras conocerse la resolución de la ONU, SM el Rey Mohammed VI saludó este «cambio histórico» al tiempo que tendía la mano. Reafirmando Su apego a una solución «sin vencedores ni vencidos», el Soberano lanzó un sincero llamamiento al diálogo con Argelia e invitó a «nuestros hermanos en los campamentos de Tinduf» a reintegrarse en la madre patria para contribuir al desarrollo del Sáhara en el seno de un «Marruecos unido».
La Resolución 2797 no es, por tanto, un final, sino el comienzo de un nuevo capítulo. Consagra el triunfo de una diplomacia real que, con su fuerza serena, su constancia y su clarividencia, ha logrado transformar un dossier conflictivo en una oportunidad para la paz y la estabilidad regional. Un éxito colectivo que corona una visión donde la soberanía nacional y la apertura al mundo marchan de la mano.